Estos días se ha presentado la
plataforma Aturem la llei Aragonès, con la desagradable sorpresa de
la presencia de partidos políticos y sindicatos amarillos correa de
transmisión del gobierno y de las fuerzas represoras. Especialmente
sangrante es la presencia de la CUP, partido político que ha
propiciado un gobierno de la derecha reaccionaria y también del
consejero que promueve la ley que no tiene nada que envidiarles en el
terreno socioeconómico. Esta situación resulta negativa y perjudica
la lucha por parte de las trabajadoras para tumbar la ley.
Hagamos un repaso de algunos de la gran
variedad de motivos:
Dar participación a una organización
cómplice de la situación actual y que es parte de la misma
estructura que nos ha puesto en la picota que siempre deriva en
nuestro perjuicio, se contribuye a blanquearla y a usar a las
trabajadoras para recuperar el crédito perdido para perpetuar su
engaño en el futuro.
Un partido político que tiene acuerdos
de gobierno con ERC es parte interesada y no independiente.
Se legitima la intervención de
partidos en los asuntos sociales desplazando a los verdaderos agentes
de transformación social. Boicotea la deseducación en la cultura de
partido que se trata de llevar a cabo desde hace muchos años para
tener una población responsabilizada.
Partidos como la CUP producen rechazo y
desconfianza entre amplios sectores de la población en una situación
política tan polarizada de la actualidad, los derechos de los
trabajadores si son de consenso, por tanto perjudica claramente a los
intereses organizativos de la lucha de cara a sumar a las
trabajadoras.
Los trabajadores cada vez hablan menos,
y lo hacen burócratas profesionales del activismo con intereses
particulares de partido, de sillones o incluso económicos. Los
medios de comunicación tenderán a captar voces ajenas a las
trabajadoras, infantilizándolas al transmitir al resto de la
sociedad la impresión de que son los partidos, los políticos,
quienes tienen que dar una solución y no ellos mismos.
Entran en juego todas las
circunstancias políticas relativas a esos partidos y sus disputas y
juegos de poder que solo sirven de interferencias tóxicas.
Supone un estorbo en la lucha ya que
introducen en la estrategia conjunta sus gestiones de despacho y
pasilleos, canalizando la acción y sustrayéndola a los
trabajadores, todo esto obstaculiza la suficiencia de las
trabajadoras como contrapoder del gobierno, con su acción directa y
apoyo mutuo.
Introduce dinámicas desmovilizadoras
de la iniciativa de las trabajadoras y herramientas políticas
ineficaces conduciendo y malgastando el tiempo y esfuerzos por
caminos baldíos. Crea la ilusión de que hay más fuerzas, que en
realidad son estériles y contraproducentes, y perjudica por tanto el
esfuerzo del trabajo organizativo que da la fuerza real.
Al participar en la movilización, los
líderes políticos mediáticos atenúan el carácter social que
percibe el resto de trabajadoras para crear un movimiento expansivo.
Supone ignorar lo aprendido durante decenios por las trabajadoras y
ayuda a frenar la eclosión de la acción trabajadora desaprovechando
una importante oportunidad para dar conciencia y politizar.
Se les dice que la politización
pertenece a los partidos y no a ellos. Nuestro objetivo es organizar
a las trabajadoras, no los partidos, no hay que malgastar esfuerzos
en colaborar con ellos.
El partido político es una forma de
dominación que nos ha llevado hasta aquí, se les da un espacio de
decisión que no les corresponde. Por ese mecanismo estamos en esta
situación. Queremos demostrar el poder del pueblo al margen de los
partidos para vivir en una sociedad donde se produzcan menos
injusticias al ser nosotros los dirigentes de nuestras vidas.
Los partidos instrumentalizan las
causas y usan a las trabajadoras para hacer su propaganda jugando en
contra nuestra en el global del conflicto de la clase trabajadora
contra el poder. Pone en cuestión la independencia de las
trabajadoras, por ello deberíamos tomar nota del ejemplo de la
posición de la CNT hasta el momento.
Esta aceptación de partidos y
sindicatos amarillos también se produce por parte de militantes que
desde dentro de organizaciones trabajadoras tratan de favorecerlas y
que en su vida política llevan a cabo un doble juego contradictorio,
participan del sistema de partidos que nos roba derechos desbaratando
los esfuerzos de las trabajadoras que se encargan de combatirlos
desde los sindicatos.
Por todo ello las organizaciones
sociales no deben ceder a la participación de partidos ni
convertirnos en sus instrumentos, ni dejarles que hagan la campaña
política a costa de las trabajadoras. Ya que perjudican la creación
de una verdadera organización.
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