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viernes, 30 de julio de 2021

El viento que agita Cataluña, de irlandeses y colonos

Todo al mismo tiempo no puede ser, pero lo cierto es que el nacionalismo catalanista se ha comparado con prácticamente todo, incluidos los irlandeses, a veces de manera tan absurda como con Palestina o incluso la caravana migrante de Honduras. Empezamos anticipando una de las más tópicas críticas al análisis que desmonta esta desquiciada idealización.

Fotograma de "El viento que agita la cebada"

La tautología de que también existe clase obrera catalana de origen que se remonta generaciones atrás se usa para desechar despectivamente la toma en consideración de las grandes migraciones en Cataluña y sus condiciones vitales. Como si eso sirviera para empatar y por tanto sacar del debate una realidad mayoritaria entre parte de la población. En un nacionalismo que parte de la victimización y una supuesta opresión, por tanto refractario a cualquier elemento que ponga en duda ese discurso y lo sitúe del otro lado en la relación de poder, y su tendencia a considerarse el ombligo de Cataluña hipostasiando la posición de menos de la mitad de la población como la de todos, que anula y omite constantemente a más de la mitad de los catalanes con una tiránica tendencia totalizadora. Que además tiene un ostentoso sesgo, pues no negarían esta consideración a migración de otro origen, en el colmo del delirio hasta se llega a calificarlos de colonos.


Pero como toda migración existen diferencias innegables, en términos generales, que les afectan como por ejemplo:

- Las disparidades de formación que provocaban un mayor número de mano de obra no cualificada, y también las disparidades salariales. Hoy día se mantienen, se aprecia cuantitativamente en los estudios universitarios y también en la renta, dónde los nacionalistas catalanistas están principalmente en la parte media alta.
- Las redes de apoyo familiar o de amistades.
- Las políticas del territorio de recepción que dificultaron la participación social y empeoran sus condiciones de vida.
- El coste de la migración, como por ejemplo la falta de propiedad familiar dónde vivir, etc
- La lentitud del ascensor social si es que existe que se estima en varias generaciones.
- A todo ello hay que sumar el nacionalismo catalanista y un gobierno etnocrático que no corresponde con una colonia. Si no que incluso posee algunas características a su favor en detrimento del resto de población: como redes clientelares, reserva del gobierno a determinadas identidades culturales, nivel de riqueza, privilegios de metrópoli respecto a los territorios más pobres de España como puede ser mayor industrialización e inversión, extractivismo de la riqueza de otros lugares de España y exteriores por parte de su burguesía y empresariado, e incluso extractivismo de mano de obra, la marginación cultural, etc.
- La dirección social en manos del nacionalismo.

La negación de estos hechos o el intento de diluirlos puede parecer inocente, e incluso un afán de evitar diferenciaciones que señalen a las personas, pero en realidad es el típico fallo de alguna izquierda que invisibiliza situaciones opresivas con una supuesta igualdad (haciendo un símil en términos relativos que no absolutos con cuando dicen que no ven racialización, y por tanto les lleva a no ver las diferencias existentes tomando su utopía por la realidad) que se convierte en normalizadora y perpetuadora de la situación. A veces se llega a la estigmatización de quién señala la diferencia acusándo de separar (en Cataluña usarían el término Lerrouxista por ejemplo) o acusan de racismo.


Curiosamente hemos visto con el uso de la expresión colonos, ñordos, etc,... que realmente términos como charnegos no habían desaparecido en Cataluña, solo estaba mal visto en público y ha resurgido con mucha fuerza, incluso la presidenta del parlamento catalán se expresa en estos términos sin pudor. 


La estigmatización de quién se queja es una actitud retorcida como aquella de un machista, que acusa a las feministas de ser ellas las sexistas, basándose en que ellas hablan de hombres y mujeres para señalar problemas sociales, y si somos todos iguales no deberían diferenciar. Es decir se confunde adrede la acción de denunciar con generar la idea que lo causa, cuando la situación es ya preexistente. Las feministas no empeoran la situación de las mujeres, señalan la situación para solucionarla. Lo mismo ocurre con quién remarca el racismo cultural del nacionalismo catalán, no trata de segregar si no de terminar con dicho fundamentalismo cultural. En cambio recibe frases parecidas en lógica a las de que "los fascistas son los antifascistas", que afirman que son ellos los etnicistas, por situarse como receptores del etnicismo. 


Volviendo ahora al título, el nacionalismo catalán a veces trata de verse reflejado en por ejemplo Irlanda, o el IRA, sobre todo entre la izquierda identitaria, romantizándose a si mismos, una aberración que se desmonta rápido. Se basan en coincidencias elementales como que Irlanda forma parte de Inglaterra y la existencia de un estado para asumir el pack completo, atribuyendo a una representación de un pueblo todo aquello intrínsecamente negativo de un estado o de la derecha, y eliminan de la ecuación todo análisis de clase, de poder y de interrelación social, suprimiendo la complejidad y los muchos factores que alteran el resultado.


Familia irlandesa a las puertas de su casa

En Irlanda murió un millón de irlandeses (de 8,5 millones de población) por culpa de "la gran hambruna" una plaga que afectó al cultivo de patatas que sustentaba su alimentación casi en exclusiva ya que la mayoría de la producción agraria iba destinada al exterior. Es decir Irlanda si estaba ocupada, si sufría extracción, si sufría abusos económicos, sociales y culturales y de hecho produjo emigración en cantidades ingentes, hasta un millón y medio, y que también fueron tratados de manera racista, marginados y malconsiderados.

A pesar de ello Estados Unidos ha tenido presidentes de ascendencia irlandesa como Wodrow Wilson, Franklin Delano Roosevelt, Truman, John F. Kennedey, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Reagan, Bush, Clinton, Obama (además de keniana) y ahora Joe Biden. Las comparaciones son odiosas, si tenemos en cuenta que la población hispanoparlante proporcionalmente es infinitamente mayor en Cataluña, 33 millones de estadounidenses tienen ascendencia irlandesa sobre unos 330 millones, solo un 10%, frente a un 60% en Cataluña en el año 2000. Además las mejores tierras de Irlanda eran dadas a los protestantes ingleses y escoceses. Las élites inglesas tampoco veían con buenos ojos las ayudas a los irlandeses, consideraban que los irlandeses eran vagos y que su pobreza derivaba de esa vagancia, la gente quería irse, las familias se separaban. Lo contrario de Cataluña receptora de inmigración.


La migración hispanohablante en chabolas en Cataluña

En Cataluña la élite socioeconómica de forma general tiene origen en el territorio mayoritariamente salvo una pequeña parte, y a nivel más amplio y en términos de mayorías estadísticas también propietarios y mejor posicionados económicamente. Esto sin duda es un factor derivado en parte de la migración, que a bote pronto podría excluir de culpas si no hubiera factores de perpetuación de situaciones desiguales y nacionalistas, como las políticas de la Generalitat durante décadas. Pero la justificación no cambia la realidad material ni su repercusión social. Así ha llegado a resultar molesto y hecho que necesita ser ocultado que los migrantes vivían en chabólas y en penosas situaciones, quienes estaban malvistos y recibían los prejuicios. Que han sido agraviados y excluidos del desarrollo de sus barriadas frente una política hecha para la clase media de origen catalán. Procedían de la pobreza y tuvieron que abandonar su origen igual que los irlandeses, y tuvieron que fracturar sus familias.

Los otros territorios de dónde procedían sufrieron extractivismo de mano de obra por el acaparamiento industrial de Cataluña derivado históricamente de privilegios políticos, de la explotación de sus burgueses del resto de la península, etc. Nadie se hace rico por casualidad, aunque nos vendan que hay una cultura de ser más trabajadores, el "yo me lo he ganado", "nos hemos hecho a nosotros mismos". También fue Cataluña quién primero recibió avances como la primera ciudad con luz eléctrica, el primer tren, etc. Cataluña, Madrid y País Vasco son las beneficiarias de una distribución territorial desigual, que ha terminado estallando y como la Europa rica considera que es invadida culturalmente, por su mera existencia y diferencia, por las oleadas de pobreza migrante llegada a Cataluña derivada de ese desequilibrio.



La fábrica conservera Massó en Cangas

Así pues burgueses catalanes extrajeron recursos de otras zonas, mano de obra pobre también fue extraída del resto del territorio. Políticamente y económicamente también recibieron ventajas. Las elites gobernantes en Cataluña pertenecen a los nacionalistas catalanistas y no a migrantes. El dominio en la educación, la cultura, las instituciones, la dirección social también les pertenece a ellos. El poder del subestado catalán y la diferencia social en términos generales le permite erigirse en dominante.

Además el estado central, provee de un trato desigual a favor a cambio de apoyo para tener el gobierno en España, esto ha sucedido durante décadas. Al contrario de que ocurría en Irlanda que pese a tener 100 diputados en cortes era maltratada previamente a la Gran hambruna, aquí son el resto de territorios los que son más olvidados por los que siempre se están quejando pero en mejor situación están. El nacionalismo catalanista en cambio pretende que no hay que ser solidario entre territorios y quiere que toda la riqueza generada gracias al acaparamiento de medios de producción de Cataluña dentro de España, debe permanecer aquí, cualquiera se da cuenta que es la misma relación que pretende un rico respecto a un pobre, aunque como en todo territorio, también tenga sus propios pobres.


El gran cambio social de Cataluña será sin duda la caída del régimen nacionalista catalán, y la incorporación de gran parte de la población a la dirección social de gobierno, educación, medios, etc, sin pasar por el aro de la adscripción identitaria como el nieto de alcalde franquista y multimillonario responsable de la muerte de obreros, Pere Aragonès que hasta se ha modificado el apellido. Algo muy difícil ya que el nacionalismo tiene un marcado carácter identitario y ahora con un auge racista en sectores que se pretende infravalorar y que están en el poder. Y sin embargo a eso tiene miedo el nacionalismo catalán.


No hay nada más bizarro que un catalanista comparándose con un irlandés que se sienten amenazados por la mera existencia de los que llaman colonos, quizás porque pueden reclamar a el espacio que les corresponde ante la política identitaria y los frentes patrióticos del gobierno del subestado catalán.
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